Los participantes en el 2° Congresso Mundial Médicos Pela Vida / World Council for Health, manifiestan libremente lo siguiente:
- La actual pandemia por SARS-COV2 (en adelante, la pandemia), ha sido incorrectamente abordada por las entidades sanitarias (tanto internacionales como nacionales, públicas y privadas).
- Las motivaciones de lo antedicho permanecen aún sin aclarar, debiendo ser objeto de una minuciosa investigación, en los aspectos médico-legales y sus implicancias sociales.
- La instalación del miedo – utilizado como herramienta persuasiva – seguida por confinamientos estrictos, prolongados e ineficaces, sólo produjeron pobreza, desesperación, alteraciones mentales, violando las más básicas normativas de libertad, y produciendo más daño que la patología en sí misma.
- Una gran mayoría de medios de comunicación fueron los artífices en la instalación la psicosis colectiva, debiendo ser los motivos que la impulsaron indagados en profundidad desde las aspectos éticos y legales.
- Desde el primer momento de la pandemia, se asoció el comportamiento del virus SARS-COV2 (por coincidencias taxonómicas y fisiopatogénicas) con otras patologías ya conocidas, adaptándose para ello terapéuticas de sustrato fisiopatogénico. No obstante, ninguna de esas medidas fue aplicada.
- El tratamiento precoz – base de toda medida médica centrada en el individuo – se describió y publicó desde el principio de la pandemia, con diversos fármacos eficaces, seguros, económicamente accesibles. Estos tratamientos fueron soslayados y desechados, y sus investigadores fueron intimidados, ridiculizados, y advertidos de eventuales “castigos”, en ciertos casos llevados a cabo.
- Aún las voces de alarma de eminentes científicos – entre ellos dos Premios Nobel – y de otros destacados Especialistas en el área de la Salud, fueron acalladas en las redes sociales y periodísticas, manejadas por personas cuya experticia en Medicina era escasa o nula.
- En su lugar, se siguieron los asesoramientos e indicaciones de autoproclamados “expertos” en SARS-COV2, y de CEOs de la industria farmacéutica, los primeros con evidente relación con los segundos.
- Tampoco se convocó a ningún debate científico (de índole nacional o internacional), que reuniera Profesionales de las Interdisciplinas, que entendieran en la temática referido a las medidas a adoptar, imponiéndose la obligatoriedad de aceptar normas sin un claro origen, dictadas internacionalmente (con idas y venidas), desde las sombras, ya que no presentaban documentación científico-técnica respaldatoria.
- Estos prejuicios dividieron a la Comunidad Médica en tres grupos: aquellos que asistieron denodadamente a sus enfermos, poniendo en riesgo sus propias vidas y las de sus allegados; aquellos que siguieron las normativas derivadas de los mandatos impartidos por entidades Científicas incluídos en los puntos 8 y 9; y un pequeño grupo de Profesionales que aplicaron el juramento hipocrático y el pensamiento crítico científico, procurando prodigarse en lo mejor de su arte y de su ciencia, en beneficio de sus pacientes.
- Los primer y segundo grupos arriba mencionados – muy diferentes entre sí, por el comportamiento evidenciado – incurrieron en un error en común, al no aplicar algunos de los principios básicos de la Medicina, basados – en gran medida – en la Lógica y la experiencia.
- El segundo grupo, “grupo pasivo”, incurrió en un abandono de paciente, esperando la progresión de la enfermedad y perdiendo así la oportunidad para el tratamiento precoz, siendo censurable desde el punto de vista ético, y posiblemente punible desde el punto de vista legal, dado que las medicaciones existentes podían haber sido utilizados bajo consentimiento informado.
- Los medios de comunicación masiva, y algunas redes sociales, fueron esenciales en la propaganda de estas conductas previamente enumeradas.
- Como resultado de todo lo anterior, la industria farmacéutica justificó – como punto fundamental para la prevención y morigeración de los individuos – la aplicación masiva de las autodenominadas vacunas experimentales, apoyadas por entidades médico-sanitarias (nacionales e internacionales), basando su accionar sin un consentimiento informado (aún de menores de edad), en un manejo inconsulto, sesgado y falaz de la Bioestádistica, en lo referente a resultados y complicaciones.
- A través de los medios de comunicación – sostenidos por entidades sanitarias y patrocinados por la industria farmacéutica – se desoyeron las voces que denunciaban aspectos negativos de dichas inoculaciones (ineficacia, peligrosidad de efectos secundarios, etc.), sin toma en cuenta a quiénes se exponía a dichos procedimientos.
- Las acciones enunciadas en los puntos precedentes produjeron mayores daños médicos y sociales que el virus en sí mismo, acción que puede ser comparable a un genocidio, y calificada como tal. La vulneración de los Derechos Humanos Básicos, y la perdida de libertades individuales, agregaron un tinte de oscuridad y vergüenza al dantesco cuadro antedicho.
- No obstante las connotaciones negativas de los puntos precedentes, los participantes –en representación de las destacadas Entidades que los nuclean y también a título personal- desean hacer público su apoyo y empatía para con los Profesionales de la Salud que hicieron cuanto pudieron, con las herramientas que les brindó el pensamiento crítico, el estudio permanente, la experiencia y la inclaudicable voluntad de cumplir con su Juramento, y para con las víctimas de la pandemia (tanto de la enfermedad en sí como de las causadas por las arbitrarias conductas tomadas a nivel mundial con las llamadas vacunas experimentales). A tal efecto, los participantes se comprometen a seguir luchando en favor de los Colegas, de los pacientes, y de la Comunidad en general y – al mismo tiempo – en seguir aportando su sapiencia hasta las últimas consecuencias, en pos de un mundo mejor y más solidario.
- Asimismo, instamos a que se inicien inmediatamente acciones legales, en los fueros que correspondan, contra todos los culpables de esta hecatombe=, para que tanto los afectados por la pandemia como los danados por la industria farmaceutica, y tambien los Profesionales perseguidos y damnificados laboral y moralmente, reciban el resarcimiento mas justo, acorde al dano sufrido, y que acciones de esta indole no se repitan nunca mas en el Mundo.
- La autonomía médica es la esencia misma de la medicina, siendo inalienable e inexpugnable.
- Los derechos de los pacientes están garantizados en la Declaración de Derechos Humanos y Ciudadanos, la Declaración de Helsinki y otros tratados internacionales. Por lo tanto, estos derechos deben ser respetados en su totalidad. El acceso a los medicamentos debe materializarse a través de su disponibilidad por parte de quienes tienen derecho al mejor beneficio.
- Los gobiernos y las autoridades públicas y privadas deben tener en cuenta todos los datos científicos disponibles, rechazar las direcciones de intereses limitados y también escuchar a las instituciones médicas y científicas independientes y a los expertos, fuera de la burocracia establecida, que pueden ayudar en las elecciones más adecuadas.
- Los participantes refrendan la posición del World Council for Health que orienta la suspensión inmediata de la aplicación de inyecciones experimentales mal llamadas vacunas Covid19.
- Es urgente realizar un mapeo honesto de los efectos secundarios de las vacunas en todo el mundo, e investigar tratamientos para estos efectos secundarios sin sabotear si los tratamientos son con medicamentos baratos, genéricos y sin patente. El enfoque contra el Covid crónico debería ser similar.